imaginación

La imaginación es mas importante que el conocimiento

martes, 21 de agosto de 2012

Leyenda de Madrona:"EL BURRO"

Fue el labrador a arar con su yunta de bueyes a un paraje de Madrona en donde tenía una tierra. Los días eran cortos, se echó la alforja al hombro con el almuerzo, pues tenía varias obradas que trabajar y quería acabarlas antes de que se hiciera de noche. Se puso a la tarea, y descansando lo menos posible iba haciendo surco tras surco. Almorzó, comió y merendó, y no acababa la tarea. Se hizo de noche y por no volver al día siguiente allí se quedó trabajando hasta que acabase.
Era ya noche cerrada, y de repente delante de él vio un animal blanco, grande, que se movía lentamente como queriéndose comer a los bueyes. Soltó el arado, y “patas para que os quiero”, echó a correr en dirección al pueblo gritando:
!un oso,un oso! !un oso se va a comer a mis bueyes!
Despertó a su mujer y a sus vecinos diciendo que había visto un oso, y que seguramente se estaría comiendo ahora mismo a su yunta. Se armaron de palos, garios, hoces y espadas y acudieron a la tierra donde había dejado la tarea empezada.
Observaron en la oscuridad que los animales estaban tranquilos, que no los pasaba nada, y un poco más lejos un bulto blanco en la noche parecía un oso .
-Mírale- dijo el dueño de la tierra- un oso.
Se prepararon los labradores para el ataque, para una lucha que se esperaba encarnizada,! que no se escapara la bestia,! le fueron rodeando para matarle. A medida que se acercaban veían que el animal no se movía para atacarles y su silueta comenzaba a vislumbrarse
-¡Alto ¡ dijo un labrador. Es mi burro, se me escapo ayer.


Allí estaba el burro rucio comiendo en la linde y sin ningún peligro. Sacó una cuerda del bolsillo el amo del burro y se le llevó a su casa. El dueño de los bueyes con el susto que tenía ya no quiso acabar la tarea y volvería al día siguiente. Al paraje donde sucedió esta aventura se le llama desde entonces:
EL BURRO
Este peraje está situado por el camino del calvario pasada la ermita en dirección a la pared de Riofrío.

lunes, 20 de agosto de 2012

Leyenda del Conde:"QUE EL EMBUDO TRAGUE A TU HIJO"


El verano avanzaba deprisa y los criados del conde aprovechaban toda la luz del día para hacer las tareas de segar, acarrear, trillar y aventar. Los montones en las eras iban creciendo diariamente a medida que se iba trillando el grano. Cuenta la leyenda que todos los veranos eran tan grandes los montones de trigo y paja que se veían desde los pueblos de alrededor.


Pero al conde siempre le parecía poco. El avariento señor cada año creía que recogía menos. Siempre se estaba quejando, mandaba barrer las parvas hasta escarbar en la tierra para no desperdiciar ni un grano. Tenía cuadrillas de espigadoras que iban por las tierras después de acarrear para que no se perdiera ni una espiga, tal era la avaricia y la ambición que paseaba por las noches por entre los montones por ver si alguien le quitaba algo, y a la luz de la luna dejaba caer puñados de dorado trigo imaginándose que era oro brillante lo que tocaba con las manos.

Pero una noche cuando paseaba por las eras vio la sombra de un hombre como queriendo coger algún puñado de trigo del montón y echárselo en una alforjilla que llevaba. Viendo el conde al vagabundo le hizo cara y le mandó volcar las alforjas de grano que el conde creía que le había robado. No cayó nada, pues aún no le había dado tiempo al haraposo de robar , pero ya que estaba frente al dueño de tanta riqueza le pidió una limosna o unos puñados de trigo.
Sabido es que al conde no le caían bien esa jarca de carcamales y menesterosos que vagabundeaban por los pueblos pidiendo limosna.
¡No! - Contestó el usurero aristócrata dando un empujón al mendigo. -¡No y cien veces no! No te daré limosna ni grano, vete de aquí ahora mismo, que ha sido un mal año y no tengo casi ni para comer yo. Dijo el ricachón dando empujones y puntapiés al trotamundos para echarle de sus posesiones.
En un empellón el errante haraposo se llegó a caer al suelo y el avariento seguía dándole patadas, y el vagamundo blasfemando le dijo una maldición:
"QUE EL EMBUDO TRAGUE A TU HIJO"


El trotamundos consiguió alejarse de Torredondo todo lo deprisa que pudo, mientras que el manicorto dueño de esos terrenos se quedó dando vueltas a lo que podía significar la maldición.
Tenía el conde un hijo adolescente que le gustaba montar a caballo y era igual de cicatero y avaro que su padre. Iba con el caballo y el látigo a ver como segaban sus criados, si lo hacían bien, si no se perdía ni una espiga si almorzaban sobre la marcha sin parar sin apenas perder tiempo para beber y mil cosas mas que el tacaño jovenzuelo aprendió de su progenitor y ponía en práctica. Pasaba ese día por unos prados de su propiedad que se llamaban Sotopalacio por ser un frondoso terreno lleno de fresnos y agua abundante y estar situado en un caserío que se llama Bernuy de Palacios o Bernuy de Riomilanos.
Como el calor apretaba se bajó del caballo y desnudándose excepto el calzón se dispuso a dar un baño en el río. Había un bodón hermoso que se llamaba “ Los Berrales” y como era a principio de verano había gran caudal de agua. Cual no sería la sorpresa para el adolescente muchacho cuando vio que el agua le succionaba para adentro, como si tuviera una piedra en los pies, un remolino le hacía dar vueltas sin poder escapar por mas que manoteaba, el implacable embudo de agua le tragó.
Llegado el anochecido y viendo el conde que su hijo no volvía mandó a todos sus criados ir a buscarle. Vieron al caballo atado a un árbol, y asomándose en el río vieron al joven ahogado trabado en unos juncos. Observando el personal cual podía ser la razón de haberse ahogado vieron como un remolino de agua en el bodón de los Berrales se tragaba cualquier cosa que echaran, ramas de árbol, maderas, y hasta una gavilla de trigo que echaron a dicho torbellino, vieron como era engullida por las fauces acuáticas, y al cabo de mucho rato de dar vueltas eran despedidas rio abajo las cosas que caían en el embudo.


Así es como el conde se llegó a explicar la maldición que el mendigo le echara:

“Que el embudo trague a tu hijo”
El bodón de Los Berrales, yo le he conocido, ha llegado a existir hasta finales del siglo XX. La juventud de Madrona, de Torredondo y muchos viajeros de Segovia acudían a ese prado de Sotopalacio a bañarse en verano, pero luego la sequía que hay en todo el rio Milanillos le ha hecho desaparecer. El bodón de Los Berrales y su remolino era muy famoso entre los jóvenes. Mas de uno se atrevió a echar un pulso al embudo y se llevó algún disgusto, pues te succionaba irremediablemente, y el caudal de agua era muy grande.


Leyenda de La Losa:"LA CUESTA DEL MATAVACAS"

Algunos lugareños creen que es el rio Matavacas el que da nombre a la cuesta, pero es al revés, es la cuesta la que da nombre al río. Tienen fama en La Losa sus cuestas, muchas y muy pronunciadas, no sólo mirando a la sierra, que siempre se dice que es cuesta arriba sino muchas otras de acceso al pueblo. Así seguramente la mas larga es la de Pasapan, que sube hasta los pies de la Mujer Muerta, pero hay otras mas cortas pero empinadas como la de la Lastra, la de la Cruz ( eso si que es una cruz subir esa cuesta, que no se acaba hasta el pilón de entrada al pueblo), la cañada Prado Mayor, la del Sotillo, la de Navalengua, la del Púlpito, en Ceponillos hasta la cotera de Madrona, la de San Juan el Viejo, la de la calle Escobar etc etc. Pero hay dos de acceso al pueblo que matan a los ciclistas, quiebran las piedras a los paseantes y hacían antiguamente agachar la testuz a los bueyes para subir el carro cargado hasta llegar al pueblo, son las cuestas del Madrones ( o la de Félix) y la del Matavacas. Llamaban a esta cuesta los lugareños “escuernavacas”
y la razón era porque cuando subían los carros cargados bien de piedra o bien de leña les tenían que cargar delanteros ya que si no al subir la cuesta como era tan empinada el carro les hacía subir la testuz a las vacas que iban uncidas con ubio y atadas a los cuernos que parecía les iba a escornar. Muchas veces había que enganchar una encuarta para subir, que consistía en alguna caballería delante de la yunta que tirara con fuerza.
Posteriormente comenzaron a venir a veranear por estos pagos “los señoritos” que eran gente mas leida y a lo de “escuernavacas” comenzaron a llamarlo “matavacas”, era menos rural y podría decirse mas culto. Y así se cambió de nombre a la cuesta y a su vez esta dio nombre al rio.

domingo, 12 de agosto de 2012

Leyenda de Madrona "EL SOTO"

Los ejércitos romanos necesitaban grandes extensiones de terreno para acampar. Sus tropas se movían con cientos de soldados, ¡ qué digo cientos! ¡por miles!. En la época en que Segovia estaba construyendo el acueducto, las cohortes romanas necesitaban terreno llano, espacioso y con agua abundante para instalar sus campamentos. Instalarían las tiendas en decumana. Cercano a Segovia solo había un espacio que cumpliera esas condiciones y era el cercano paraje de Madrona, pues aún el pueblo con sus casas no existía,. no iban a montar sus campamentos en un peristilo Paraje regado por el rio Milanillos que también se junta con el arroyo de las Cuevas y en la parte de arriba el río Herreros. Paraje frondoso por donde los haya que hace que brote hasta la “ injá” de un carretero que siembres.(La injá era un palo largo y recto de madera con un pincho a la punta para guiar los bueyes). Bien comunicado al septentrión con la ciudad de la Gran Puente como se llamaba en época romana, pues estaba cerca, y para ir a las canteras de La Losa y Hontoria que entonces había para la obra también pillaba con buena comunicación.
Acamparon durante muchos años las legiones romanas en el soto de Madrona y que por aquel entonces sólo había zarzas no árboles como ahora. Y el acueducto fue avanzando en su construcción y piedra tras piedra se fueron viendo arcos, y en la vaguada mas grande de su recorrido, doble arcada y coronando todo el conjunto una cacera que llevaría el agua de una punta a otra de la ciudad. Muchos no se creían que esa obra funcionara, no daban un óbolo o un sextercio por ello Cuando los romanos dormían en las tiendas de campaña que tenían instaladas en el soto, todos clavaban su lanza a la puerta. La lanza de los soldados era de madera de fresno y la de los  decuriones, centuriones legados y capitanes romanos era de álamo negro y un poco mas larga, para diferenciar la graduación. Todas ellas derechas como velas y todas ellas clavadas, por la noche en la extensión frondosa del soto parecía un bosque a la luz de la luna.
Paseaba un día el legado junto con el arquitecto del acueducto por entre las lanzas del campamento e incrédulo el capitán de que por fin llegase a correr el agua por encima de tan majestuoso edificio le dijo al arquitecto:
"-Antes se convertirán en árboles todas estas lanzas a que pase el agua por ese gran puente que tu has diseñado"
Se acostaron los romanos y a la mañana siguiente que era el gran día de la inauguración de esa imponente obra al levantarse observaron como las lanzas clavadas en el suelo habían brotado. Nadie se explicaba el suceso, pero los generales romanos mandaron que nadie tocara su lanza, ese dia irían al desfile de inauguración sin ella. Y por esta extraña razón el soto se vio rápidamente poblado por fresnos, dejándonoslos en herencia hasta nuestros días. Pero había entre los fresnos otros árboles mas altos que eran los álamos negros donde hacían nidos las cigüeñas y que desaparecieron a finales del siglo XX, ésas eran las lanzas de los capitanes y mandamases romanos. A la Gran Puente le llamaron posteriormente los ciudadanos “el acueducto”, nombre que ha calado mucho y que parece un diminutivo. Para mole tan gigantesca, imponente y colosal como es esa obra, necesitaría un nombre mas apropiado como pudiera ser la Gran Puente. Al soto de Madrona se le añadió luego el adjetivo de “Grajera” por tanta cantidad de grajos y chovas que siempre ha habido en él y así se llama hoy, el soto de la grajera. Se supone que los soldados eran todos romanos “puros” puesto que no nació ninguna otra lanza que no fuera fresno excepto la de los capitanes, ni robles, ni enebros, ni encinas, ninguna otra especie hay.
Las lanzas de los romanos siguen en pleno vigor en forma de fresnos, han desaparecido los álamos negros y todo ello junto con los ríos forman un paraje paradisíaco en primavera.

" LAS TRES VÏGENES "

Leyenda de La Losa,Madrona y Revenga. No se porqué razón me encontré entre las manos con un antiguo manuscrito que me llamó poderosamente la atención, pues se refería a tres pueblos de las cercanías de la Mujer Muerta y que reflejaba épocas muy antiguas, cuando los moros invadían la península Ibérica y dice así:
Conocida cosa sea esta carta que mando a los curas párrocos de los términos de Madrona, Revenga y La Losa, yo prelado de la curia Romana, obispo de Segovia por la gracia de Dios mando: Que cojan la imagen de la virgen de cada pueblo que veneran y a la hora del alba la escondan en algún lugar del término, en terreno desconocido y sin salirse del mojón aprovechando molinos abandonados, aceñas, azudas, pastos, pinares, cercas, cepas sotos o troncos para que no caiga la imagen en manos del infiel y del renegado turco.
Otro si: que acompañen a la imagen el párroco y el alcalde y si hubiere algún acompañante que viere donde se esconde susodicha virgen con su vista de ojos haga juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro evangelios, donde mas largamente están escritos de guardar en secreto el lugar donde se deposita por todos los venideros siglos para resguardarlas de las espadas altas y desnudas de los escuadrones moros. Otro si: no se podrá escribir en papel ni en terreno señalar, ni dibujar plano ninguno el lugar donde la imagen de la Virgen Santa María se haya escondido hasta que tan espantable persecución que reciben nuestras imágenes por esa sarta de gente mohína y berberisca se hayan ido de esta nuestra patria y de nuestra española tierra que en mal punto y hora menguada entraron por el estrecho de Gibraltar estas hordas de turcos árabes y demás seguidores de Alá.
Otro si: digo que este determinamiento es firme y deberá de cumplirse y acatarse en los pueblos de Madrona, Revenga y La Losa desde el día de recibir este escrito para que el Gran Turco no siga cometiendo el delito de sacrilegio y sean colocados en el infierno aquellos que maltraten las imágenes de nuestra siempre Virgen María y pasen allí la eternidad.
Y así pasaron los tiempos, y los moriscos que habitaban por estas tierras fueron replegándose hacia sus países de origen dejando paso a los cristianos que volvieron a ocupar los templos . Pero tantos años habían pasado que ninguno de los que había escondido las imágenes de la virgen de los tres pueblos vivía, todos habían muerto. Pero quiso la virgen irse apareciendo a diversos pastores que poblaban estos terrenos con diversos rayos de luz allí donde la imagen estaba escondida. Y en el mismo lugar que aparecía el rayo de luz los lugareños construían una ermita con la imagen correspondiente.
Así en Madrona apareció en una cerca entre unas paredes muy anchas que allí había, en el frondoso paraje conocido como el Soto de la Grajera y que le riega el río Milanillos. Allí levantaron la ermita y aún hoy se conservan las ruinas de las paredes de esta cerca, que pasados los siglos se llevó la imagen a la iglesia del lugar y se venera con la advocación de la Virgen de la Cerca.
En Revenga apareció en la oquedad de un fresno de los cientos que hay en lo que se conoce como el Soto. Allí se levantó una ermita y hoy en día allí se celebra su fiesta y romería con la advocación de la Virgen del Soto. En La Losa apareció la virgen escondida entre unas cepas grandes de encinas cortadas y que los gabarreros habían abandonado en un montón por ser muy difícil partirlas. Aclaro que cepa es la parte del tronco de los árboles que está dentro de la tierra unida a las raíces y que una vez cortado el árbol la cepa produce rebrotes. Pues allí, en unas cepas muy grandes que el pueblo las llamaba “cepones” apareció la virgen en las mismísimas faldas de la Mujer Muerta
. Y allí se construyó una ermita que aún hoy existe pero que el culto y la advocación se hace en la iglesia del pueblo con el nombre de la Virgen de Cepones.