imaginación

La imaginación es mas importante que el conocimiento

martes, 29 de mayo de 2012

Leyenda de ORTIGOSA, ESCOBAR y OTERO

San Julián, Santa Juliana y la Virgen de la Adrada
Tiempos corrían en que las personas eran santas, los hombres hacían el voto de castidad, las mujeres ingresaban en conventos observantes y el trabajo era orar, someterse a Dios y sobretodo guardar castidad.
Los campos eran abiertos, amplios y frondosos, las personas y animales caminaban por los caminos linderos de los pueblos y caseríos con facilidad, unas veces cantando, otras rezando. Ortigosa del Monte está situada cerca de Otero de Herreros y por la parte de abajo está Escobar de Tardajos, un caserío que contó con ermita propia y que sus restos aun se aprecian en el suelo en el comienzo del camino de Valsequilla. Cuenta la leyenda que San Julián patrono de Ortigosa antes de ser santo iba a orar a la ermita de la Adrada en Otero. Pero no se sabe como se le atravesó un día una joven en el camino que según le contó vivía en Escobar. Ni corto ni perezoso Julián en vez de ir a la ermita por las tardes de paseo se iba hasta Escobar que mas o menos era la misma distancia y así de paso veía a Juliana que así se llamaba la joven. La virgen de la Adrada le empezó a echar de menos diciéndole en pensamientos que había consagrado su vida a Dios y que hacía muy mal en no ir a la ermita a rezar y que si seguía cambiando el recorrido a Escobar
solo vería la mitad de las cosas
No apreció Julián la intención de la frase y continuó yendo de paseo a ver a Juliana. Un día al pasar por unas zarzas en una estrechez del camino se le trabó una espina en un ojo vaciándosele y dejándole tuerto. Su mente se espabiló y en ese momento se explicó la frase de la virgen de ver “sólo la mitad de las cosas”. No volvió a pasear por el camino de Escobar y cambió el recorrido para siempre jamás por el de la ermita de la Adrada. Julián llegó a ser santo, pero sin un ojo, conocido como San Julián el tuerto. Es patrono de Ortigosa y de mucha veneración pues hay muchos hombres en ese pueblo que se llaman así. también Juliana llegó a ser santa y así en Escobar siempre se ha celebrado esta fiesta, que tenía una ermita hasta principios del siglo XX y aún se conservan restos de piedras y montículos en forma de cimientos a lo que hoy se conoce como el prado de Santa Juliana.
Por delante del caserío pasa el río Milanillos y por detrás el río Herreros que viene de la ermita de la Adrada, y es por eso que también se llama arroyo la Virgen. Situada ésta en un frondoso paraje con muchos árboles variados en su alrededor, y de mucha devoción en Otero, haciéndose una vistosa romería en el valle de la ermita bailando los romeros una enérgica danza hasta caer agotados.

jueves, 24 de mayo de 2012

Leyenda EL CABALLO DEL CONDE

El rey de todas las Españas debía de agradecer a un noble personaje su actuación contra los Comuneros de Castilla en días de revuelta y guerra que se desarrollaron aquí por estos lugares de Segovia. La fidelidad que este personaje mostró al soberano de las Españas de aquella época con sus siervos y escuderos se hizo merecedor de la filantropía de éste, y de varios regalos, un cofre lleno de esmeraldas, un título nobiliario, el de Conde de Riofrio, que luego pasó a ser de Puñonrostro, pero sobre todo ingente cantidad de tierra para poder labrar. Por aquellas centurias la provincia de Segovia ya tenía mucho repartido a otros nobles señores con sus correspondientes castillos, así estaba Cuellar, Castilnovo, Sepúlveda, Turégano que era de los obispos etc. Así que decidió el rey darle al conde en propiedad saliendo desde Sepúlveda:
Todo el terreno que en ancho y largo abarcase su mirada en el correr de su corcel durante un dia
.
Mandó el conde ensillar su mejor cabalgadura, debería de aprovechar al máximo la magnanimidad del rey por tan espléndido regalo. Montó el conde una mañana el impetuoso corcel. Había en la salida un notario, un contador real y un secretario para levantar acta de lo conseguido. El rey allí estaba para dar la salida. Galoparía en dirección a Segovia y siempre bordeando la serranía que a su mano izquierda se le iba quedando. Le dieron la salida y comenzó el hidalgo a cabalgar velozmente. Iba atravesando tierras, arboledas, arroyos, ríos, oteros, otones, lomos, dehesas, peñascos, precipicios… iba viendo campesinos que le animaban y después pasarían a ser sus vasallos, dejaba atrás aldeas, caseríos… raudo iba con su impetuoso alazán con mezcla el caballo de sangre árabe y española y veloz como el viento. Al cabo de una hora el caballo al atravesar un valle con unos prados cayó reventado. El avariento señor podía haber conseguido mas terreno si no aprieta tanto al caballo, si va un poco mas despacio para que le hubiera aguantado mas la cabalgadura. Pero bueno, había sido una carrera trepidante y el terreno conseguido no era poco. Al cabo de varias horas llegaron al lugar el rey, el contador, el notario y el y el secretario. Firmaron un documento para cederle al noble todo el terreno conseguido. Allí donde se reventó el caballo el conde mandó construir su castillo que
aún se conoce con el nombre del Castillo del Conde y tiene en su veleta un hermoso corcel. A ese hermoso valle donde construyó el castillo se le llamó Valdeprados por la frondosidad del terreno.

jueves, 17 de mayo de 2012

Leyenda de MADRONA "LA TABERNA" 2º

LA TABERNA
Fue el dueño a buscar a su familia compuesta por varios mocetones, cogieron al francés y con mucho trabajo le echaron a una de las gigantescas tinajas que había en la taberna. A partir de ese día el líquido de ese recipiente se denominaría: Vino con bouquet frances. Los franceses estaban alojados en la Casona, un imponente edificio que estaba cerca de
esta taberna, en la parte principal de la iglesia, ningún gabacho del destacamento pudo saber qué había pasado con elcompañero que acabó en el tinajón, pues su cuerpo nunca apareció.
Pasados los años todos hemos oído hablar de las bestialidades que hicieron los francos en este país. Goya lo reflejó en unos desgarradores lienzos y por aquí por esta zona quedan recuerdos de lugareños que pelearon con silencio y tesón hasta conseguir echar a los franceses del país. El ejército invasor consiguió poner un arbitrio de cuatro maravedíes en el cuartillo de vino en las tabernas para recaudar fondos para sus descomunales gastos. De la tina del “bouquet francés” se pagaban gustosamente. Se oye que en Otero estaba el santero que los rebanaba el gañote, en La Losa un milagro hizo que cayera un galo muerto por profanar un cuadro de la Inmaculada y aquí en Madrona el tabernero de los franceses silenciosamente fue menguando el destacamento de la Casona.
Con esta afición de echar un francés al vino posteriormente en el pueblo y para conservar la tradición se echaba un hueso de jamón y los mas pobres un pernil. Aun recuerdo ver a mi padre cuando aún existían viñas en Madrona meter en la cuba un hueso de jamón y el vino se denominaba con “bouquet francés”. También se recuerda por estos pagos que cuando un niño pequeño llora se dice :" Así se ríen en Francia" Y es porque cuando cogían a un francés para ejecutarle antes de morir lloraba como un niño. La taberna en el siglo XX fue de un tal Lucio “el Pelón” y posteriormente de la mujer del tío Anastasiete. El edificio acabó su historia en un fulminante fuego en 1970 para remarcar aún mas la leyenda de ese antiguo caserón. Ahora hay varios pisos modernos en ese solar, como en la Casona que era el cuartel general de los napoleónicos. En Madrona también está el recuerdo del puente Matamujeres y el cerro de las Monjas que tienen relación con los franceses.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Leyenda de MADRONA "LA TABERNA"

LA TABERNA
Detrás de la iglesia del pueblo existía un gigantesco corralón con vivienda, cuadras, gallineros, pajares y a la derecha según se entraba por las puertas carreteras una taberna muy grande con una fila de tinajas como tres hombres de altas, varias cubas, pellejos, jarras, modorros y un largo mostrador.
En sus últimos tiempos fue carnicería y después peña de amigos en las fiestas. Yo siempre he oído contar que en épocas pasadas iban a por vino con carros de bueyes a Valdepeñas y por el tamaño de la bodega cierto es que harían falta unos cuantos. Cuando los franceses acamparon en España guiados por Napoleón en estos pueblos cercanos a Segovia se instalaron destacamentos de soldados para mantener la ley y el orden por la fuerza, idea esta propia de un país invasor. Pero los “ matronenses bragaos” que no se dejaban mandar por esa recua de arrastralbarcas franchutes se las iban pagando uno a uno cuando podían. Hartos estaban ya los habitantes de Madrona de esta invasión y un día llegó a la taberna un gabacho con ganas de beber y mas bruto q ue el cerrojo del purgatorio. Cuanto mas bebía mas barbaridades iba hilvanando, metiéndose con los españoles, con los dueños del local, con las mujeres que le venían a la mente, con los habitantes del pueblo que conocía…Espantados por la que se avecinaba todos los clientes se fueron marchando. El franchute apenas se tenía en pie y sus ojos se entornaban sanguinolentos en tan bacanal sermón. El vaso estaba a punto de colmarse.E l echavinos se estaba calentando, cogió el astil de un pico que tenía para estos casos y esperó el momento propicio.
Otro vino más y el francés estaba a punto de pasar a mejor vida, solo quedaban en la taberna el bodeguero y el gabacho. Apoyó la cabeza el borracho en la mesa como si fuera a dormirse, se acercó con la estaca el dueño y con un trancazo seco detrás de las orejas dejó al empinacodos tirado como un conejo en el suelo.
Continuará.....

lunes, 14 de mayo de 2012

La fuente de NAVALGANSO de La Losa

LEYENDA
Desde las profundidades mas recónditas de las entrañas de la tierra tiene que venir esta agua puesto que hasta en los años de pertinaz sequía sigue saliendo por el pitorro de la fuente, un monolito de granito con un tubo de latón y con una inscripción que reza: Fuente de Navalganso.
Recoge el agua como unos cien metros mas atrás en la calle que lleva su nombre y que antiguamente parece ser que allí estaba situada en un pilón con una fuente de ladrillo árabe. Y tiene la atribución esta fuente que haciendo pasar el agua por los anillos de los enamorados su unión será eterna. Cuenta una leyenda ancestral que dos labriegos marido y mujer que subían todos los días con la yunta de bueyes por la cuesta al llegar a la fuente un día que estaban muy enfadados y venían regañando todo el tiempo el uno con el otro cogió la mujer su alianza y la puso en el chorro y dijo al marido: “trae tu anillo también” y con los dos juntos uno encima del otro hizo pasar el chorro del agua por las alianzas pidiendo a la vez a la fuente: Que nunca mas regañaran y que su unión fuera eterna.
Y así fue. Desde entonces muchos enamorados cuando al amanecer vienen de fiesta después de haber bebido toda la noche van a la fuente a resarcir su sed y hacen pasar por los anillos el agua pidiendo con fe que se mantengan unidos eternamente, y es creencia popular esa cualidad en la FUENTE DE NAVALGANSO.

martes, 8 de mayo de 2012

Leyenda de ORTIGOSA DEL MONTE 2ª parte

Pero llegaron los celos al otro ovejero que había sido despreciado por la muchacha de mirar alegre y pensó: “Ni para mí ni para nadie”. Y una noche estando la esbelta joven dormida en su postura supina la mató de una puñalada en el costado, manando al instante borbotones de sangre y donde hoy en día nace un río que se ve brillar en los amaneceres del verano. Cuando a la mañana siguiente vio Hércules tal desgracia, rugió de dolor y rabia y enfurecido sacó su honda,
que ya se sabe que “gente de montaña es gente de maña” y fue a buscar al criminal que había matado a su amada. Le encontró mas abajo, con su rebaño y comenzó a lanzarle piedras con la honda de tal tamaño y a tal velocidad que silbaban en el amanecer con un sonido originalísimo al penetrar en el aire. Comenzó a correr el homicida por temor a una descalabradura en la crisma y los cantos que lanzaba Hércules le perseguían con una brutal ferocidad, que mas de uno le dio en las espaldas, haciéndole tambalear al gigantesco y monumental pastor. Todos sabemos que Hércules fue luego a fundar Segovia y la Mujer Muerta permanece en postura supina desde tiempo desmemoriado, llamándose a la testa cerro de la Pinareja con 2194 metros de altitud, al vientre cerro del Oso, que no peña, que es otra y a los pies alto de Pasapán, donde se juntan cuatro coteras. Pero pocos saben que los cantos que lanzara el titán al perseguir al rehalero aún están hoy en su forma y medida original en Ortigosa del Monte y algunos a modo de menhir o dolmen que serán de altos como cuatro personas, descomunales pedruscos con formas redondeadas propios para la munición de la honda.
A estos cantos se les llama peñas por su tamaño y las mas grandes tienen su nombre como: peña Campanario, Cama la liebre, Matarrubias, peña el Gato o peña Redonda. Hay un pedrusco que llama poderosamente la atención, pues con su gigantesco tamaño de plomizo granito berroqueño que al menos pesará cuarenta toneladas y esta sujeto de manera tan curiosa que una sola persona, tan solo una, consigue moverle. A donde fueron a parar muchas de estas peñas se llama el paraje El Berrocal, para calificar la clase de piedras que utilizó el gigante en sus disparos. Y hay un cerro en esa zona que recordando época tan pastoril se llama cerro de la Cachiporra. También recuerda épocas ovejeras de inmensa riqueza una ancha cañada que bordea el cuerpo inerte y de postura sepulcral de la joven asesinada y se llama a esa cañada de “la Vera de la Sierra” o cañada Real y por ella pasaron en la antigüedad mayorales con sus descomunales rebaños, zagales y rabadanes con sus hatos o manadas y el resto de animales como mastines o acémilas y achiperres que movía esta ganadería.

domingo, 6 de mayo de 2012

EL PRECIO DE SER ARTISTA 2ª parte

¡Cuánto más le hubiera valido no montar! Pero Aniceto montó, cogió su micrófono, y como un general romano en día de gloria el artista iba en el carro de pie cantando su repertorio. Recorríamos el pueblo con un bullicio estruendoso, el carro con sus gigantescas ruedas traqueteaba por entre los gorrones con su sonido típico, varios jóvenes empujaban los radios y la pértiga iba dirigida por un mozo pero en vez de ir en la parte de adelante como cuando tiran los bueyes iba en la parte de atrás, la pértiga se dirige mejor por una persona si el carro va marcha atrás. La procesión bacanal y disparatada continuaba por las calles del pueblo vitoreando al cantante, se podría decir que la España mas negra y oscura, pues aún no había amanecido, caminaba por las calles, un hálito de esperpento rodeaba el bullicioso caminar de la juventud, que según reza la leyenda en esos años en Nochevieja se comían bellotas en vez de uvas, la imagen del carro con el cantante arriba hubiera valido a algún director de cine como Berlanga o Fellini para imaginar alguna de sus películas.
Otro guateque, otra canción del verano y limonada que te crió. Volvía Aniceto a montar en el estruendoso vehículo y del barrio arriba que estaba la concurrencia decidió bajar, atravesó una plazoleta para desembocar en la fachada de la Casona. Alegría, bullicio, aplausos, gozo, Aniceto estaba extasiado, el triunfo como cantante le tenía en sus manos, la paloma tutua-tutua le había lanzado al éxito de forma vertiginosa como vertiginosa era la cuesta abajo que empezaba en esa calle. Como un auriga del Coliseum el cantante continuaba con su arte sin observar que el carro iba cogiendo velocidad y se avecinaba un peligro inminente. Los jóvenes no podían frenar los radios de las ruedas, el que guiaba la pértiga tampoco conseguía detener la velocidad que el carromato iba cogiendo Peña abajo. Tan deprisa iba que el que dirigía la pértiga tuvo que soltarla pues no podía hacerse con ella. Todos corrían alrededor frenéticamente y Aniceto seguía arriba sin ver el peligro. -¡Aniceto tírate ¡- le decían a voces. El carruaje bajaba derecho a estrellarse con la puerta del salón a una velocidad que no se le podía parar, el artista no estaba dispuesto a tirar por la borda las mieles de la fama situado en ese estrado preferente. -¡Aniceto tírate ¡- le repetían viendo un peligro que le podía costar la vida .El tran- tran del carromato en unos bordillos le tambaleó al cantante pero no se cayó. El carro ya iba sólo, completamente aislado, por el peligro que era acercarse a él.

Pasó por la esquina del salón en línea recta a la plaza del pueblo a una velocidad de vértigo pero milagrosamente no tocó la pared, en ese momento el artista sí debió de ver el peligro y tuvo la feliz idea de brincar aunque se podía romper una pierna en la caída pero no se rompería la crisma un segundo después cuando el carro a gran velocidad llegó a un poyo corrido que había al final de la plaza y que en forma de media luna con el frontón servía para sentarse a ver jugar a la pelota, estrellándose las ruedas en él y a su vez hincándose la rabera del carro en el suelo levantándose la pértiga completamente perpendicular al cielo y dándose la voltereta sobre si mismo quedándose la pértiga en el lado contrario y el eje arriba del escaño, volteó completamente como una campana. Todos nos echamos las manos a la cabeza, Aniceto se había salvado de un accidente grave. Ya no quisimos mas canciones, amanecía, y el artista tenía que buscar a alguien para volverse a Segovia, quizás con la sonrisa un poco mas melancólica después del susto.

sábado, 5 de mayo de 2012

EL PRECIO DE SER ARTISTA

Todos los años para la función grande acudía al pueblo Aniceto, artista conocido en Segovia y su alfoz porque popularizó la canción de “Una paloma blanca tutua- tutua “que luego tomaron otros artistas y la lanzaron a nivel nacional. Aniceto era un artista hecho él mismo, las puñaladas de la vida te hacen un genio muchas veces, con la llaneza del cantante que empieza en este mundo de la farándula, accesible, simpático, y sobre todo sonriente, con una sonrisa enigmática, un poco melancólica, como la Gioconda, una sonrisa mas interior que exterior, que a veces le miras y no se ríe, pero apartas la mirada de él y tu mente te dice que se está riendo, aparece y desaparece causándote una sensación de desconcierto, se lo juro amigo lector, como la de la Mona Lisa. En el tablado de la orquesta y siempre con permiso de los músicos cantaba su pequeño repertorio que solía consistir en su gran éxito de verano “la paloma blanca”, “ las flechas del amor “ y alguna mas de Karina con su toque en ingles , pero lo que no le faltaba en su actuación sacado de sus video-clips era un grito de guerra enérgico, que con el brazo del micrófono estiraba violentamente diciendo “yeeeeeaaaap” y que treinta años después ha copiado David Bisbal con gran éxito y Operación Triunfo le tiene como anagrama o símbolo de su anuncio. No se habían inventado todavía las disco móviles que unen la orquesta con el amanecer y para eso estaba el gran cantante Aniceto. Ese año se acabó la música puntualmente a las tres de la madrugada el caudillo había muerto hacía pocos años y la música con obligatoriedad institucional se acababa a las tres y la adolescencia y la juventud que siempre tiene ganas de mas se arremolinaron alrededor de este artista vitoreándole aplaudiéndole y agasajándole para dar un recorrido por las peñas que en esa época se llamaban guateques. Nada tenía que ver la música que sonaba en estos tugurios como los Beatles, los Rolling o Simón y Gardfunkel o toda la furia inglesa con la paloma blanca tutua-tutua de nuestro invitado con mezcla de castellano e inglés autóctono. Comenzamos el recorrido andando por las calles del pueblo en buscan de un guateque. Allí sólo se bebía limonada, aún no se había inventado el cubalibre, limonada pero a raudales, como cosacos y caliente claro, tampoco se habían inventado los hielos. -Aniceto ¡canta la paloma!- le decían.
La juventud le hacía corro, todo el mundo se callaba y cantaba un remix de su canción del verano de lo mas auténtico, nos explicaba los elepés que había grabado, discos de vinilo claro, aún no se habían inventado los cedés, dónde habían sido sus últimas actuaciones y cuales serian sus próximos conciertos, si había colocado una canción en los cuarenta principales y en qué puesto. Le aplaudían, le intentaban dar de beber, pero él nunca lo consintió, se molestaba si le obligaban a beber, perdía su enigmática sonrisa. Salimos del guateque y caminamos por el pueblo en busca de otro, alguien se encontró un trozo de palo y con un hatillo colgando a modo de cable y micrófono el cantante comenzó a tomar animación entre su público. En mitad de la calle un carro de vacas desvencijado y sin tapiales provocando a la etílica procesión, de manera insinuante y silenciosa atrayendo todas las miradas como si una voluptuosa joven nos guiñase un ojo, el vehículo allí estaba, todos le vimos. -¡Monta Aniceto!- le dijeron. Continuará..............

viernes, 4 de mayo de 2012

Leyenda de ORTIGOSA DEL MONTE

HERCULES que persiguió con su honda al asesino de la Mujer Muerta La leyenda surge de los amores entre una esbelta joven y dos pastores El viajero que llega hasta estos lugares se queda prendado de una colosal silueta que está adherida a la gigantesca sierra carpetana que como una serpiente se alarga interminablemente por diversas provincias. Vista desde lejos esta sierra se ven innumerables figuras recortadas en el horizonte pero quedase uno con especial fijeza mirando a una esbelta mujer tumbada que resalta por su belleza en toda su lejanía del horizonte. Seguramente será la sierra mas emblemática de toda la provincia de Segovia. Viéndola desde la zona de Santa María parece como una esbelta mujer en edad de desbravar que está tomando el sol en un paraje agreste. Viéndose desde la zona donde ocurrió la pelea de esta leyenda, parece como si esa joven hubiera envejecido un poco de tantos siglos de llevar en esa postura sepulcral, pues la historia sucedió hace cientos de años, cuando toda esta zona estaba habitada por gigantes, cuando nuestros ancestros eran personas corpulentas y descomunales, y utilizaban enseres enormes propios de titanes. La historia de este gigante Hércules, sucedió aquí en terrenos de Ortigosa del Monte, donde existen unos monumentales y enormes cantos, que fueron los que utilizó el titán para hacer huir a un pretendiente asesino de su amada, la desde entonces siempre conocida por la Mujer Muerta.
Pastaban los rebaños de dos pastores por estos frondosos lugares y entre cánticos y lanzamientos con honda vivían felices sin importarles mas. Pero comenzaron a fijarse los carnereros en una elegante joven de sonrisa imantada y adolescente mirar. Oficio este de pastor de mucho prestigio en aquella época de gigantes, e intentaron los hatajeros mostrar lo mejor de ellos y lo mejor de los rebaños ante tan juvenil y atractiva muchacha para conseguir sus amores. Presentábanse como mayoral o mansero insinuando que el otro adversario era un zagal o rabadán o mozo de andar bregando con ganado de otro por esta zona meseteña. Descalificábanse llamándose machorreros para así ganarse la mirada complacida de la joven. Y la joven se decidió por el mayoral Hércules, y así, cuando éste cerraba el hatajo en su redil y ponía la última telera, se reunía con la esbelta adolescente a pasar hermosos ratos de amor y bucólicas frases, pastoril mirada y suaves roces culminaban la tarde. La felicidad de este mansero hizo que crecieran sus rebaños de forma rápida y buena calidad en sus ganados. Así se decía: “carnero castellano, vaca gallega y arroz valenciano. CONTINUARA.

jueves, 3 de mayo de 2012

Leyenda de OTERO DE HERREROS (3ªparte)

“La fiesta de esta virgen –decía el santero- huele a dulzaina, a tortilla, a filetes empanados, a vino, a pistolas de agua y sobre todo a Danza, a mucha Danza, a jota, a respingona. Los de este pueblo tienen mucha devoción a La Adrada y se oye contar que se apareció una vez la Virgen a un tal Pedro que era atacado por un oso, salvándole de él cuyas manos de este animal se conservan hoy en día adentro de la ermita, llamándose a donde sucedió el milagro el Pedroso y contándose entre los comarcanos esta leyenda. Toma otro trago de vino!- y le llenaba el vaso a rebosar al mudo y le daba una raspa de jamón o del condumio de la caldera y el vino iba haciendo su efecto en el francés. Al papón del gabacho se le entornaban ya los párpados por la cantidad de vino que había ingerido y mientras el santero, seguía con su monserga sin parar de hablar hasta que vio el momento oportuno, se levantó como si fuera a por mas vino salió a la puerta cogió la hoz mas afilada que vio en su escaparate de herramientas, se acercó por la espalda al mostagán que miraba hacia la lumbre y cogiéndole del pelo con la mano zurda le dio con la otra un tajo tan certero que le rebanó el gañote de una sola pasada. Levantóse el cuerpo decapitado estruendosamente y salió a trompicones de la casa derribando los enseres que encontró en su estrepitoso recorrido yendo a parar al cerro que hay enfrente de la ermita inundando por donde pasaba con salpicaduras de sangre. El espectáculo tan macabro solo era visto por el santero que con la cabeza colgando de los pelos pensaba: -¡uno menos!- y el cuerpo del galo cayó plumbeamente al lado de una de las cruces que coronan el cerro desangrándose en sus últimas gotas.
A la mañana siguiente el Rebanagañotes sube la cabeza al alcalde del pueblo haciendo una cruz detrás de la puerta del Ayuntamiento donde se contabilizaban los gañotes rebanados que pasaban de la centena. En sesión municipal se acordó conceder al santero la Gran Cruz de Hierro por la cantidad de gabachos dados de baja por el mismo mecanismo. La fama de Rebanagañotes recorrió todo el sur de España haciéndose conocido el santero de La Adrada por su productividad en el tema. Hace pocos años en excavaciones hechas alrededor de la iglesia de Otero se encontraron cabezas separadas del tronco que los entendidos forenses dijeron pertenecían al ejército francés por la buena conservación de la dentadura dado que este ejército elegía muy bien la salud de sus soldados. Se dice entre los lugareños que las amapolas que crecen en primavera en ese cerro de la ermita son las gotas de sangre del francés que derramó en su huída una vez decapitado.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Leyenda de OTERO DE HERREROS (2ªparte)

-¿Mudo, mudo? ¡francés ¡ eso es lo que eres ¡un gabacho! como le he capiscao a éste, como a todos –pensaba en su interior el santero- porque ¿cómo me va a contestar al saludo de buenas tardes? ¿bon soir?. Si eso me contestara automáticamente le mataba cualquiera que le oyera, pues buena fama han dejado estos mamones durante estos años que han estado en España, y ahora después de haber perdido la guerra, los que han quedado por aquí perdidos tienen que huir por la noche hacia su país buscando los valles y escondiéndose tras de los árboles porque si no…pero a mi no me la pegan, a mi no me engañan. Yo el santero de La Adrada, el rebanagañotes mayor de España que me salvé de los fusilamientos de Madrid de 1808 por tablas, porque me hice el muerto y al final me escapé y me vine atravesando la sierra hasta este hermoso paraje que como dice el arcipreste de Hita: “anduve cuanto pude, deprisa los oteros, llegué con sol temprano a la aldea de Herreros”, donde viví antes con mi mujer y ahora vivo yo solo, pues ella se largó con un francés, que como diría el arcipreste de Talavera: son fijos avidos de fornicación e dapnado cuito, abortivos e en derecho espurios llamados, e en romance bastardos e en común vulgar de mal desir e fablar fijos de mala puta”. Y aquí vivo en las frondosidades del Pedroso, muy contento de ser el santero de esta Virgen de La Adrada y sólo turbada mi existencia por algún mostrenco gabacho napoleónico que camina por este valle en los atardeceres y que por supuesto no sale de él con la molondra tiesa, que bastantes barbaridades nos han hecho a los españoles estos franceses…. Y mientras pasaba por la imaginación del santero estos pensamientos en sus labios se dibujaba una sonrisa de amabilidad hacia el mudo, mirándole el gañote donde se dejaba ver una piel curtida con ribetes de mugre, invitándole a sentar al lado de los morillos de una fogosa lumbre que hacía hervir una caldera de no sé qué condumio en el allar del cañón de la chimenea , para llenar la andorga del santero en las tardes de invierno y además que “ el mes de Pascua se vive junto al ascua” y “en invierno en Otero se vive al humero”.
Fue el santero a donde tenía el pellejo de vino en un cuarto trastero y sacó un azumbre para consumir el mudo y él mientras echaban la lengua a pacer, aunque en este caso el francés iba a meter poco la cuchara y además que “en invierno no hay tal amigo, como una copa de buen vino.” Comenzó el santero a hablar mientras con el azumbre servía vino a diestro y siniestro al francés , agradecido éste por la hospitalidad, su único acto comunicativo era la sonrisa y levantar el vaso de vez en cuando a modo de brindis siendo rápidamente repleto el recipiente por el dueño del azumbre.............continuará.........

martes, 1 de mayo de 2012

Leyenda de OTERO DE HERREROS

EL SANTERO DE LA ADRADA Cortaba el cuello de los soldados franceses tras la invasión de España por las tropas napoleónicas y para acabar con los gabachos. Entre usted aquí ¡-decía el santero, un atardecer de invierno, habiendo guipado a un paseante, que arrecido de frio, alicaído y embozado en ropajes mugrientos y raidos, tapándose la cara con una chalina y en la mocha un rebujo de lana a modo de gorro, paseaba por delante de la ermita de La Adrada , allá en las frondosidades del Pedroso por donde tortuosamente discurre un rio que acompaña al nombre del pueblo. -¡Entre usted aquí!- le repetía el santero. Pues el caminante hacía negativa con la cabeza para no pararse en su arreado caminar y el santero levantándose del poyo en el cual estaba sesteando agalbanado a la puerta de su solitaria casa, se interpuso en el camino del haraposo y cortésmente le repitió: -¡Entre usted aquí buen hombre! Que hace frio, caliéntese un poco, tómese un trago de vino y unas raspas de jamón y luego continúe su camino. El caminante no contestó pero tampoco se pudo negar al ofrecimiento del santero que agarrándole del brazo le señalaba la puerta de su casa adosada a la ermita y con mira al poniente. La puerta de la casa delataba mucho lo que el amo que allí habitaba tenía como oficio. Diversos achiperres de segar, cavar o taladrar, oficios todos ellos rurales y herramientas para ellos. Así resaltaba a primera vista en la puerta de entrada una gran guadaña y varias hoces al lado todas ellas muy bien afiladas y con el acero brillante como si estuvieran recién limpias y era cierto que el santero limpiaba la herramienta todos los días. Había astiles para mangos, garios, garietas, picazas y batideras y un largo y variado escaparate de herramientas de las cuales el santero era un maestro y hacia un buen uso de ellas aunque a veces no las utilizaba para la misión que se habían creado.
Según van pasando los dos hacia los adentros de la casa el caminante hace unos gestos haciéndole ver al santero que no puede hablar, solo gesticular, o sea que es mudo. --¡Ya, ya ¡ --piensa el santero en voz baja sin admirarse de nada. –Si han pasado ciento y pico por aquí en distintos atardeceres y ¡qué casualidad! todos mudos, alguno que otro hasta tonto, otros hasta con algún patatús, aunque el patatús le va a dar a éste cuando acabe la velada de estar conmigo. CONTINUARA.............................