imaginación

La imaginación es mas importante que el conocimiento

jueves, 24 de mayo de 2012

Leyenda EL CABALLO DEL CONDE

El rey de todas las Españas debía de agradecer a un noble personaje su actuación contra los Comuneros de Castilla en días de revuelta y guerra que se desarrollaron aquí por estos lugares de Segovia. La fidelidad que este personaje mostró al soberano de las Españas de aquella época con sus siervos y escuderos se hizo merecedor de la filantropía de éste, y de varios regalos, un cofre lleno de esmeraldas, un título nobiliario, el de Conde de Riofrio, que luego pasó a ser de Puñonrostro, pero sobre todo ingente cantidad de tierra para poder labrar. Por aquellas centurias la provincia de Segovia ya tenía mucho repartido a otros nobles señores con sus correspondientes castillos, así estaba Cuellar, Castilnovo, Sepúlveda, Turégano que era de los obispos etc. Así que decidió el rey darle al conde en propiedad saliendo desde Sepúlveda:
Todo el terreno que en ancho y largo abarcase su mirada en el correr de su corcel durante un dia
.
Mandó el conde ensillar su mejor cabalgadura, debería de aprovechar al máximo la magnanimidad del rey por tan espléndido regalo. Montó el conde una mañana el impetuoso corcel. Había en la salida un notario, un contador real y un secretario para levantar acta de lo conseguido. El rey allí estaba para dar la salida. Galoparía en dirección a Segovia y siempre bordeando la serranía que a su mano izquierda se le iba quedando. Le dieron la salida y comenzó el hidalgo a cabalgar velozmente. Iba atravesando tierras, arboledas, arroyos, ríos, oteros, otones, lomos, dehesas, peñascos, precipicios… iba viendo campesinos que le animaban y después pasarían a ser sus vasallos, dejaba atrás aldeas, caseríos… raudo iba con su impetuoso alazán con mezcla el caballo de sangre árabe y española y veloz como el viento. Al cabo de una hora el caballo al atravesar un valle con unos prados cayó reventado. El avariento señor podía haber conseguido mas terreno si no aprieta tanto al caballo, si va un poco mas despacio para que le hubiera aguantado mas la cabalgadura. Pero bueno, había sido una carrera trepidante y el terreno conseguido no era poco. Al cabo de varias horas llegaron al lugar el rey, el contador, el notario y el y el secretario. Firmaron un documento para cederle al noble todo el terreno conseguido. Allí donde se reventó el caballo el conde mandó construir su castillo que
aún se conoce con el nombre del Castillo del Conde y tiene en su veleta un hermoso corcel. A ese hermoso valle donde construyó el castillo se le llamó Valdeprados por la frondosidad del terreno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario