imaginación

La imaginación es mas importante que el conocimiento

lunes, 31 de diciembre de 2012

Leyenda: EL ENTIERRO DEL CONDE


Gustábale al conde el pasear por entre los montones que en las eras de Torredondo tenía, para regocijarse de la gigantesca cosecha que todos los veranos recolectaba.
Miraba como sus criados trabajaban para que la cosecha estuviera a punto para meterla en los graneros. Allí había segadores, acarreadores, gente que trillaba , mujeres y mozalbetes que ayudaban a barrer la era, a llevar el botijo o el almuerzo o la alforja o los múltiples quehaceres que hacían falta en una hacienda tan grande y de un ricohombre tan avariento como era el conde.
Atinaron a pasar por allí dos pobres de solemnidad que medio descalzos y mal vestidos se acercaron al noble señor con humildad y le pidieron limosna. Enfureció se el ricohombre diciendo que había sido un mal año, que apenas había cogido cosecha y que además, esos pobres vergonzantes y tullidos que van por los caminos pidiendo limosna no son de su agrado.
Ante tal acto de soberbia del conde y tan gran avaricia por no querer dar una limosna, un pobre le echó esta maldición:
" Que te entierren dos pobres bocabajo "
Harto estaba el conde de que tanto pordiosero le echase maldiciones, él que creía llevar una vida de santidad porque ayudaba de su pecunio personal a construir una capilla para su sepulcro en San Martín, una iglesia de Segovia al lado de donde tenía su casa y torreón.


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Pasaron los años y se encargó de decir a sus hijos y familiares que no acudiera ni un solo pobre a su entierro, sino solamente la “Junta de Nobles Linajes” y que el día de su cabo de año se predicaran sus virtudes en esa iglesia.
Tras morir el rico avariento y predicar el obispo frente al cuerpo yacente colocado en el centro de la iglesia iba a ser conducido a sepulcrar a la capilla de su propiedad, cuando desde atrás de la iglesia se oyó un murmullo y dos pobres haraposos avanzaron por el pasillo para coger el cadáver. Un grito ahogado entre los allí presentes se escuchó y con ojos expectantes se pusieron la mano en la boca para contener la respiración


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Avanzaron los mendigos, cogieron el cuerpo del conde entre los dos y caminaron hacia su sepulcro. Tuvieron mucho cuidado de poner el cadáver boca abajo, como la maldición decía.
Bajaron la tapa y la sellaron con plomo y estaño, y por el mismo camino que habían venido se fueron los vagabundos, dejando a la concurrencia boquiabiertos.
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Cientos de años después, allí está el sepulcro con su inconfundible escudo:
AGUILA, CASTILLO Y CRUZ.




sábado, 15 de diciembre de 2012

Leyenda: EL ARCON DEL CONDE



Cuenta la leyenda que poseía el conde un cofrecillo del tamaño de una cuartilla que es la mitad de media fanega y esta era un cajón terminado en pico para medir el grano a la vez que se echaba en los costales.
Media fanega


Era este cofrecillo un bello cajón repujado con cuero en las esquinas y con remaches dorados, clavos de hierro con hermosas cabezas y en
la misma madera incrustaciones de esmeraldas que daban un hermoso tono verde al arconcillo para referenciar lo que había dentro. Cerradura de hierro forjado y bañada su correspondiente llave en oro para realzar el valor de tan preciosas joyas que en el interior permanecían.



Había recibido este cofre el conde de manos del rey Carlos I por su valentía en la lucha contra los comuneros en la ciudad de Segovia a la vez que le había reconocido como posesiones suyas un gran número de obradas de tierra que llegaban desde Torredondo por Bernuy de Riomilanos a Hijasalvas, Valdeprados donde tenía un castillo el conde, toda la falda de la sierra hasta donde se perdía la vista allá por Turégano y su castillo que eso ya era del obispado. Le había concedido el rey el título de Conde de Rio Frío y Rio Milanos que posteriormente pasó a llamarse de Puñoenrrostro y habíale nombrado Contador Real.
Avaricioso como era dicho señor cuando abrió el cofre y vio todo repleto de esmeraldas sus ojos cuenta la leyenda se le volvieron verdes, del color de dichas piedras precios y las acarició suavemente sonriendo en su interior por tan grande riqueza. Cientos de piedrecitas del tamaño de un garbanzo había en es cofre. Una mueca picarona y avariciosa iluminó el rostro de dicho personaje.
Pero el rey le hizo prometer al conde:
" DE CADA ESMERALDA QUE SAQUES DEL COFRE, DEBERAS DAR OTRA A UN POBRE, PUES SI NO CADA SIGLO PERDERAN VALOR "
Eso significaba que si sacaba una esmeralda para hacer un anillo a su mujer debería de dar otra a un pobre. Si sacaba cinco para hacer un collar debería de dar cinco a un harapiento. De lo que significaba “perder valor cada siglo” nunca lo llegó a adivinar el conde, pues no llegó a vivir un siglo. Pero era que cada cien años si no había dado el cincuenta por ciento de lo que sacaba del cofre irían las esmeraldas convirtiéndose en oro, y cien años después en plata, y un siglo después en cobre y así sucesivamente “perdiendo valor”.
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El cofre junto con las esmeraldas nunca pagó tributo alguno a los pobres vergonzantes, ni a los pobres de solemnidad, ni a los pobres enfermos tocados por el fuego sacro, ni errantes ni menesterosos, ni ambulantes ni trotamundos, pues en cuanto el conde se separó del rey se olvidó de lo prometido y no creyó que fuera verdad lo de “perder valor”. Se fue heredando tan valioso tesoro del padre al hijo y luego al nieto, y así sucesivamente al igual que heredaba el título de conde el primogénito de la familia.
Ei arcón acabo con piedrecitas de río


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Al llegar el año 1600 como no había tributado nada a los pobres las alhajas de corindón se convirtieron en oro, pepitas de oro bastante gordas. Los herederos seguían haciéndose collares, anillos o pagando favores con semejantes joyas, pero ninguno cumplió la promesa.
Al llegar el año 1700 eran bolitas de plata las que había en tan hermoso cajón, un siglo después eran de cobre, pasados cien años dichas bolitas se hicieron de hierro y cuando llegó el siglo xxi el cofre tan valioso que comenzó siendo, estaba lleno de pequeñas piedrecitas de río que sólo valían para que los niños las lanzaran con el tirador.
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El cofre que era un hermoso baúl pequeño se vendió a un anticuario y ¡sabe dios dónde parará!.




sábado, 8 de diciembre de 2012

Leyenda de La Losa: EL ZAGAL DE LOS LOBOS


Un hermoso valle se abre camino en la parte de debajo de La Losa haciendo cotera con Riofrío , ese palacio femenino, rosado, mandado construir por una mujer, innumerables arroyos, riscos , laderas y peñascos encierran un espacio frondoso y apacible. La toponimia del lugar da nombres tan sonoros como Ceponillos, arroyo de las Cuevas, pues estas cavernas allí hay, arroyo de la Ahogada, el Simarron refiriéndose a una sima grande, el Saltador del lobo, cañada lobera dentro de Riofrio, peña Horadada, pues está horadada por la intemperie, y que por apócope también se llama Peñagradá, y varios nombres mas referidos al oficio de pastor como los Chivitiles, los Carneros, los Chivos y que han quedado grabados en el terreno para siempre jamás por los sucesos que en este valle ocurrieron.
Allí en el valle los ovejeros pastaban con sus ganados pacíficamente excepto que de vez en cuando venía el enemigo mayor de las ovejas, el lobo. Como dice el romance antiguo:
“mal barruntas las ovejas
no paran en la majada

Estaba el rabadán siempre preparado para este contratiempo con sus mastines y sus correspondientes carlancas, encencerrados los animales para que produjeran ruido en la noche si por algo se espantaban con sus correspondientes zumbos, esquilas, changarrillos y cencerros para protegerse del traicionero lobo.

Y existía por los alrededores una camada que estaban hermanados con un joven muchacho al que le conocían como el zagal de estos animales pues decían se había criado de las mismas tetas de una vieja loba que los lobeznos, ya que su madre le habría abandonado en la puerta de la guarida donde se amamantaban estos, y aullaba como ellos, y acudía a los rebaños a hacer zalagardás como sus hermanos lobunos. Buscaba este zagal el sesteadero del ganado y si observaba que no había pastor cerca atacaban el rebaño sin misericordia.
Pero había mayorales que se inventaban mil artimañas para cazar alguno de estos astutos animales y después de muerto pasearle por el pueblo echado en un burro como trofeo. Había que tener cuidado, el zagal de los lobos estudiaba el ataque y mandaba a sus hermanos al redil. Había varios rediles donde guardaban el ganado los pastores. Así, los carneros eran guardados en lo alto de la ladera izquierda del valle según se mira al poniente, y un poco mas abajo los chivos en esa misma ladera. En el valle, y por ser mas frondoso guardaban en la red cegajos, primales, andoscos, borregos y ovejas siempre a cargo de algún pastor que dormía en el campo al lado de los animales para evitar los ataques lobunos. Había también un corral para guardar un atajo de chivos o chivitil mas cerca del pueblo en unos apriscos hacia Navas de Riofrio. Alguna solución debían de buscar los diversos pastores para protegerse de los muchos ataques. Los mastines hacían su cometido, pero con el zagal hermano de las fieras, les burlaban muchas veces.


La solución se le ocurrió al rabadán, el que mas mandaba en todo el grupo de compañeros, sobrados, ayudadores, ovejeros, carnereros y zagales.
Atarían a los cuernos de los carneros y machos cabríos teas, estopas y astillas y los llevarían a un redil escondido en la ladera, cerca del aulladero de los lobos para que cayeran en el engaño. Por el berrido de las ovejas vieron los pastores que los lobos y su hermano de leche el zagal estaban cerca. Encendieron con llama todos los cuernos de los carneros y machos cabríos y les azuzaron contra los lobos. Como diría el poeta:
"aquí mis siete cachorros
aquí perra trujillana
aquí perro el de los hierros
a correr la loba parda".


Parecía todo un ejército en pos de los lobos y el zagal. Tal estruendo se preparó que huyeron despavoridos los animales excepto el zagal que le cogieron prisionero y la loba que la mataron. Y como dice el romance:
"que queremos tu pelle
pa,el pastor una zamarra".

Nunca mas se han visto lobos por esa zona. El muchacho se puso a las órdenes del mayoral al que le costó mucho trabajo hacerse un pastor de provecho, y a la loba la pasearon montada en un burro por el pueblo. Pero lo curioso de la historia es que han llegado hasta nosotros en este mismísimo siglo XXI los nombres del terreno donde sucedieron los hechos. Así:
ZAGALOBOS está en la cañada Real Leonesa tirando hacia Navas de Riofrío y cercano a la pared del palacio.
LOS CHIVOS era donde estaba el redil que guardaba estos animales y son unas tierras de por arriba de la ladera izquierda según se mira al poniente. Al lado están LOS CARNEROS.
LOS CHIVITILES que era el corral donde se guardaban los machos cabríos esta mas cerca del pueblo.
EL SALTADOR DEL LOBO o saltadero de lobos son unas peñas que hay en una ladera muy llamativa pegando a la pared de Riofrío en el valle mismo donde el arroyo del Rastrillo.
Y LA CAÑADA LOBERA está dentro del perímetro del bosque palaciego que es una ladera continua del saltadero de lobos.
Los pastores son personajes que están a punto de desaparecer pues son un anacronismo en nuestra sociedad actual, y eso que hubo una época que era un oficio muy valorado, muy profesional. Hoy en el siglo XXI quedan dos pastores en La Losa: Rafa y Jesús que son los únicos que merodean con sus rebaños por estos terrenos tan hermosos, sobre todo en primavera.