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sábado, 8 de diciembre de 2012

Leyenda de La Losa: EL ZAGAL DE LOS LOBOS


Un hermoso valle se abre camino en la parte de debajo de La Losa haciendo cotera con Riofrío , ese palacio femenino, rosado, mandado construir por una mujer, innumerables arroyos, riscos , laderas y peñascos encierran un espacio frondoso y apacible. La toponimia del lugar da nombres tan sonoros como Ceponillos, arroyo de las Cuevas, pues estas cavernas allí hay, arroyo de la Ahogada, el Simarron refiriéndose a una sima grande, el Saltador del lobo, cañada lobera dentro de Riofrio, peña Horadada, pues está horadada por la intemperie, y que por apócope también se llama Peñagradá, y varios nombres mas referidos al oficio de pastor como los Chivitiles, los Carneros, los Chivos y que han quedado grabados en el terreno para siempre jamás por los sucesos que en este valle ocurrieron.
Allí en el valle los ovejeros pastaban con sus ganados pacíficamente excepto que de vez en cuando venía el enemigo mayor de las ovejas, el lobo. Como dice el romance antiguo:
“mal barruntas las ovejas
no paran en la majada

Estaba el rabadán siempre preparado para este contratiempo con sus mastines y sus correspondientes carlancas, encencerrados los animales para que produjeran ruido en la noche si por algo se espantaban con sus correspondientes zumbos, esquilas, changarrillos y cencerros para protegerse del traicionero lobo.

Y existía por los alrededores una camada que estaban hermanados con un joven muchacho al que le conocían como el zagal de estos animales pues decían se había criado de las mismas tetas de una vieja loba que los lobeznos, ya que su madre le habría abandonado en la puerta de la guarida donde se amamantaban estos, y aullaba como ellos, y acudía a los rebaños a hacer zalagardás como sus hermanos lobunos. Buscaba este zagal el sesteadero del ganado y si observaba que no había pastor cerca atacaban el rebaño sin misericordia.
Pero había mayorales que se inventaban mil artimañas para cazar alguno de estos astutos animales y después de muerto pasearle por el pueblo echado en un burro como trofeo. Había que tener cuidado, el zagal de los lobos estudiaba el ataque y mandaba a sus hermanos al redil. Había varios rediles donde guardaban el ganado los pastores. Así, los carneros eran guardados en lo alto de la ladera izquierda del valle según se mira al poniente, y un poco mas abajo los chivos en esa misma ladera. En el valle, y por ser mas frondoso guardaban en la red cegajos, primales, andoscos, borregos y ovejas siempre a cargo de algún pastor que dormía en el campo al lado de los animales para evitar los ataques lobunos. Había también un corral para guardar un atajo de chivos o chivitil mas cerca del pueblo en unos apriscos hacia Navas de Riofrio. Alguna solución debían de buscar los diversos pastores para protegerse de los muchos ataques. Los mastines hacían su cometido, pero con el zagal hermano de las fieras, les burlaban muchas veces.


La solución se le ocurrió al rabadán, el que mas mandaba en todo el grupo de compañeros, sobrados, ayudadores, ovejeros, carnereros y zagales.
Atarían a los cuernos de los carneros y machos cabríos teas, estopas y astillas y los llevarían a un redil escondido en la ladera, cerca del aulladero de los lobos para que cayeran en el engaño. Por el berrido de las ovejas vieron los pastores que los lobos y su hermano de leche el zagal estaban cerca. Encendieron con llama todos los cuernos de los carneros y machos cabríos y les azuzaron contra los lobos. Como diría el poeta:
"aquí mis siete cachorros
aquí perra trujillana
aquí perro el de los hierros
a correr la loba parda".


Parecía todo un ejército en pos de los lobos y el zagal. Tal estruendo se preparó que huyeron despavoridos los animales excepto el zagal que le cogieron prisionero y la loba que la mataron. Y como dice el romance:
"que queremos tu pelle
pa,el pastor una zamarra".

Nunca mas se han visto lobos por esa zona. El muchacho se puso a las órdenes del mayoral al que le costó mucho trabajo hacerse un pastor de provecho, y a la loba la pasearon montada en un burro por el pueblo. Pero lo curioso de la historia es que han llegado hasta nosotros en este mismísimo siglo XXI los nombres del terreno donde sucedieron los hechos. Así:
ZAGALOBOS está en la cañada Real Leonesa tirando hacia Navas de Riofrío y cercano a la pared del palacio.
LOS CHIVOS era donde estaba el redil que guardaba estos animales y son unas tierras de por arriba de la ladera izquierda según se mira al poniente. Al lado están LOS CARNEROS.
LOS CHIVITILES que era el corral donde se guardaban los machos cabríos esta mas cerca del pueblo.
EL SALTADOR DEL LOBO o saltadero de lobos son unas peñas que hay en una ladera muy llamativa pegando a la pared de Riofrío en el valle mismo donde el arroyo del Rastrillo.
Y LA CAÑADA LOBERA está dentro del perímetro del bosque palaciego que es una ladera continua del saltadero de lobos.
Los pastores son personajes que están a punto de desaparecer pues son un anacronismo en nuestra sociedad actual, y eso que hubo una época que era un oficio muy valorado, muy profesional. Hoy en el siglo XXI quedan dos pastores en La Losa: Rafa y Jesús que son los únicos que merodean con sus rebaños por estos terrenos tan hermosos, sobre todo en primavera.





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