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La imaginación es mas importante que el conocimiento

jueves, 3 de mayo de 2012

Leyenda de OTERO DE HERREROS (3ªparte)

“La fiesta de esta virgen –decía el santero- huele a dulzaina, a tortilla, a filetes empanados, a vino, a pistolas de agua y sobre todo a Danza, a mucha Danza, a jota, a respingona. Los de este pueblo tienen mucha devoción a La Adrada y se oye contar que se apareció una vez la Virgen a un tal Pedro que era atacado por un oso, salvándole de él cuyas manos de este animal se conservan hoy en día adentro de la ermita, llamándose a donde sucedió el milagro el Pedroso y contándose entre los comarcanos esta leyenda. Toma otro trago de vino!- y le llenaba el vaso a rebosar al mudo y le daba una raspa de jamón o del condumio de la caldera y el vino iba haciendo su efecto en el francés. Al papón del gabacho se le entornaban ya los párpados por la cantidad de vino que había ingerido y mientras el santero, seguía con su monserga sin parar de hablar hasta que vio el momento oportuno, se levantó como si fuera a por mas vino salió a la puerta cogió la hoz mas afilada que vio en su escaparate de herramientas, se acercó por la espalda al mostagán que miraba hacia la lumbre y cogiéndole del pelo con la mano zurda le dio con la otra un tajo tan certero que le rebanó el gañote de una sola pasada. Levantóse el cuerpo decapitado estruendosamente y salió a trompicones de la casa derribando los enseres que encontró en su estrepitoso recorrido yendo a parar al cerro que hay enfrente de la ermita inundando por donde pasaba con salpicaduras de sangre. El espectáculo tan macabro solo era visto por el santero que con la cabeza colgando de los pelos pensaba: -¡uno menos!- y el cuerpo del galo cayó plumbeamente al lado de una de las cruces que coronan el cerro desangrándose en sus últimas gotas.
A la mañana siguiente el Rebanagañotes sube la cabeza al alcalde del pueblo haciendo una cruz detrás de la puerta del Ayuntamiento donde se contabilizaban los gañotes rebanados que pasaban de la centena. En sesión municipal se acordó conceder al santero la Gran Cruz de Hierro por la cantidad de gabachos dados de baja por el mismo mecanismo. La fama de Rebanagañotes recorrió todo el sur de España haciéndose conocido el santero de La Adrada por su productividad en el tema. Hace pocos años en excavaciones hechas alrededor de la iglesia de Otero se encontraron cabezas separadas del tronco que los entendidos forenses dijeron pertenecían al ejército francés por la buena conservación de la dentadura dado que este ejército elegía muy bien la salud de sus soldados. Se dice entre los lugareños que las amapolas que crecen en primavera en ese cerro de la ermita son las gotas de sangre del francés que derramó en su huída una vez decapitado.

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